Tiempo de matar escrito por John Grisham, si la película era buena el libro es infinitivamente mejor

Hacía muchísmimo tiempo que no pisaba una biblioteca y cuando lo hice en esta ocasión no podía dejar de sentir un picazón de culpabilidad, una sensación de profanación de un lugar sagrado y una emoción a volver al redil.

Desde hacía bastante tiempo que tenía el carné de la biblioteca caducado, "vargamelseñol"; pero como tenía bastante material literario en casa no lo había echado en falta. Pues tocó hacérmelo de nuevo. 

Disfruté de cómo parecía estar todo en su sitio, pero a la vez encontrarlo tan cambiado. No hace tanto, tuve que acudir para usar los ordenadores de uso social y más o menos seguía todo igual, el confinamiento se había portado bien en un lugar que para mí es tan querido como lo es la sala de adultos de la Biblioteca Municipal de mi ciudad (aunque últimamente no le había prestado la atención merecida). Hacía pocos días que había faltado el escritor español Javier Reverte y a modo de altar, de cercanía y recuerdo con el autor, había una foto de él junto con las obras que la biblioteca disponía para disfrute de sus socios.


También tenía otro "stand" a modo de reclamo de libros basados en hechos reales, y me llamaron profundamente la atención varios libros, entre ellos el de Tiempo de Matar. Recordaba con escalofríos la película, protagonizada por Samuel L. Jackson y Mattew McConaughey; también aparece una becaria sabelotodo encarnada por Sandra Bullock y un mentor borracho interpretado por Donald Sutherland. 

Pues resulta que me di cuenta de que no había leído nada de John Grisham y que realmente sus libros me sonaban mucho, así que dije "si la película era buena, el libro tenía que ser mejor" y lo cogí.


Realmente sí, el libro es mucho mejor que la película, aunque hay veces que me ha resultado algo denso (sí, a mí, que he disfrutado más del Silmarillion que del señor de los anillos); pero que me ha encantado es indiscutible.

La descripción de los abusos a Tonya son bastante literales y no los dejan a la imaginación como en la película, aquí los tienes bien explicados. No con pelos y señales, pero te puedes poner en la piel de la pequeña en según que párrafos.

John Grisham

Puedo decir, que después de Acorralado (First Blood) y El color púrpura, es de los pocos libros que leo que la adaptación al cine es casi tal cual al libro, y eso me encanta. Leer tras ver la película no es lo habitual en mí, me gusta ir a la sala de cine "con la lección aprendida", pero en esta ocasión descubrí el libro ahora, y la película la vi prácticamente en su estreno de 1996.

Mi momento favorito de la película me imagino para todos los que la habéis visto es el alegato final, ese giro dramático que da con el toque del abogado defensor de Carl Lee. El libro eleva a la enésima potencia ese momento. Como escritora amateur es de esos pasajes de un libro que me encantaría haber escrito. No le falta nada, te mantiene en una tensión que te hace dejar de respirar hasta que el abogado termina su alegato. Es un gran momento y en la película es interpretado de forma magistral por Mattew.

 

Si no conocéis el libro, os animo a que lo busquéis y que os hagáis socios de las bibliotecas de vuestra zona. Y que si tenéis pensados regalar libros y no os los aceptan en la biblio, os unáis al movimiento bookcrossing. Si no os apetece formar parte de él pero queréis seguir regalando los libros, mandarme un privado y os pondré en contacto con una becera (persona que pertenece al movimiento bookcrossing en vuestra zona).


Saludos y leer mucho

Tiempos de Coronavirus

¡Cuán lejos quedan aquellos días en los que las ferias de libros se sucedían a lo largo y ancho de la geografía española, en la que habían también puestos de segunda mano y de ocasión. En las que los apasionados por la lectura nos encontrábamos con escritores y lectores en las presentaciones de nuestros retoños llenos de letras!.

¿Cuánto tardaremos en volver a disfrutarnos? 

Ya no digo que nos juntemos en un bar a tomarnos una coca-cola o un café, una comida friki como la tradicional de navidad en tierras valencianas ¿Os acordáis amigos?

Echo mucho de menos esas kedadas (así con k) llevando algún bizcocho o las magdalenas con dragones verdes. Ver a mis amigos editores, mis escritores favoritos, que alguien venga de Madrid expresamente para la comida (o que lo pillase por aquí). Echo de menos ese pique sano entre David Mateo y Juande, quién escribe mejor y quién mete más paja en sus libros. 
Encontrarme con Anabel Botella, su marido y su hijo. Con Yolanda, Tony Camacho y señora. Con mis grandes Carmen Cabello y caballero de armas Sergio R. Alarte. Compartir coche con Andrea Badenas y en ocasiones, Emilio Bueso (y que nos vuelva a contar la forma tonta en la que se hizo un esguince). 

¡Sois tantos!

También echo de menos hacer planes cara la feria del libro de Valencia, reencontrarme con Anika, Víctor (hay varios), Juanma, Claudio, Joe y Alfredo Álamo, mi gran adorado y amor platónico escritor Sergio Mars (no lo puedo evitar, me encanta como escribe), con Elinfel Pullip (Laura), Andrea Sancho, Ana Stelwen, Javier Arnau y Luis G. Semper. Que Ramón vuelva por levante y tomarnos algo que quedó pendiente, hablar con César Asencio, Carolina Bensler o Bea Magaña. 
A ver si vuelve también Ángel Vela y nos echamos unas risas (que las del móvil suenan ya metálicas y faltas de alegría). 
Me gustaría conocer a Daniel Ferrer, Cristina Jurado, Vic... y encontrarme de nuevo con Rebeca Hernández en Sagunto.

Sois muchos más, muchos nombres que me quedan por escribir. Pero me sigo acordando de todos vosotros, y tengo muchas ganas de que todo pase, y juntarnos, en una terraza para seguir hablando de libros.
Hacer planes con quién todavía no he coincidido en vertical. ¡Conoceros por fin! ¡Cuán lejos queda el poder hacer planes de nuevo!

¡Hasta pronto!

Mientras tanto, nos tenemos en las redes. Nos tenemos en las letras. Nos tenemos en los libros, viajando juntos a mundos escondidos entre sus páginas.


Aída Albiar