RESEÑA DIÁSTOLE, de Emilio Bueso


DIÁSTOLE, Emilio Bueso

No había oído hablar de Diástole antes de que Cristina me propusiese su lectura. Tampoco había escuchado hablar de Emilio Bueso y tampoco sabía que era de mi misma provincia.

El descubrir Diástole, creo que ha sido muy instructivo para mí. Pues además de haber sido una lectura muy interesante he descubierto que siempre se puede aprender de un libro que tenemos entre las manos.

Emilio Bueso, con esta novela, nos ha inmerso en la historia de Jerome, un pintor que ha tocado fondo y que ahora no tiene mayor pasión que un chute de heroína. El principio me ha costado un poco de leer, por esto mismo, tanto pesimismo, tan funesto... pero que después lo convierte en un relato que te atrae como un imán y que necesitas seguir leyendo para ver como termina. Tiene una relación con su coche que podría definirse como "ni contigo, ni sin tí".

Un día recibe el encargo de pintar a Iván, un ser un poco escéntrico. Quiere que le pinten de noche, desde ocaso al alba. Vive en un caserón casi en ruinas, con un jardín muy deteriorado. El edificio huele a herrumbre...

Mientras posa, Iván le va contando a Jerome una historia sobre él mismo. Una historia que atrae a Jerome como un imán pese a las cosas tan increíbles que le cuenta. Por eso, en vez de dejar de pintar, y largarse de allí, regresa cada noche para seguir escuchando el relato de Iván. Un hombre que le cuenta cómo escapó de la madre Rusia, que estuvo en Prípiat, cerca de la nuclear de Chernobil, de que sobrevivió al sitio de Leningrado... pero... ¡Un momento! Si hubiese estado en Leningrado debería ser más mayor, no podría aparentar tener unos cuarenta. ¿O si? En su relato deja muchas cosas en el aire, habla de forma muy enigmática y quizá es eso lo que empuja a Jerome querer saber más de Iván. El retrato le está quedando fantástico y se siente cada vez más vivo y con ganas de cambiar. Y cambiará, aunque no de la forma que espera.
En el transcurso de la historia, me dio la sensación de que iba a terminar la cosa como "La llave del mal" o una especie de "Retrato de Dorian Gray", pero para mi sorpresa no ha sido así y el final es... ¡toda una sorpresa!

He disfrutado muchísimo con esta novela, voy a seguir a Emilio Bueso muy de cerca porque tiene una forma de describir y relatar que me ha encantado.

Ésta reseña la podéis encontrar en la Biblioteca Imaginaria, dónde colaboro desde hace unos meses publicando mis reseñas y alguna entrevista que los autores, me han concedido ^^


Entrevista con Emilio Bueso:


¿Cómo es eso que en la presentación del autor pone que "No tienes pulso"?
Me lo tomaron un día y jamás me lo devolvieron. Je.

¿De dónde sacaste la inspiración para escribir ésta novela?
Me fije en lo horribles y raras que llegan a ser muchas de las obras pictóricas más emblemáticas de los últimos doscientos años y pensé que algo maligno debía haber en ello. A mi juicio, no hay nada más espantoso que muchos de los rostros que aparecen en los cuadros que puedes encontrar expuestos ahora mismo en los mejores museos de Europa. Soy de los que jamás ha comprendido por qué a la gente le dan miedo las muñecas de porcelana, los payasos, los niños pequeños y demás iconos del género.

Y es que el imaginario de la literatura de terror está lleno de tópicos como esos… Tótems inofensivos, sutiles, infantiles, pero que de alguna manera dan miedo a la gente porque sí, y punto pelota. Yo nunca me he sentido cómodo con esos generadores tan inexplicables, así que pensé que tal vez si exploraba los míos propios saldría algo nuevo… Y con eso, con esa ensalada de neuras, di comienzo a las primeras prospecciones que terminarían llevándome a escribir Diástole. Los miedos irracionales son dinamita pura, supongo.

¿Eres seguidor del arte, o te documentaste para la novela?
No soy ningún flipado de la pintura, aunque habré mirado unos cuantos óleos.
Para poder dar vida a un pintor lo que hice fue juntarme con los de su gremio. Aproveché que alguien impartía un taller de iniciación a la pintura al óleo para entrar en harina y de ahí estuve hablando con un par de pintores malditos. Enseguida me llamó la atención lo importante que es para los retratistas captar el brillo de una mirada y eso me llevó a dar forma al otro protagonista de la novela.

Hay algo siniestro en las miradas, pueden ser terribles, pueden ser malignas… Otro hilo del que tirar. Pues nada, así es como voy reuniendo los componentes con los que luego ensamblo mis historias. Se trata de ir sumando miedos, de irlos conectando, así es como se proyecta una historia terrorífica. Si luego los ingredientes van encajando, tenemos novela.

El libro empieza con un pesimismo muy dramático. ¿Ha influido tu estado de ánimo a la hora de escribir el libro?
Lo que pasa es que yo para poderle dar forma a la historia que intuía necesitaba que el pintor estuviera dispuesto a jugarse la vida por su obra, así que opté por dar vida a un vanguardista bohemio masacrado por el abuso de estupefacientes. Un personaje principal suicida, de los que nada tienen que perder… Ah, eso es otro ingrediente que da mucho juego, qué demonios.
Mi estado de ánimo por supuesto que influye en todo lo que hago, pero un proceso creativo capaz de tenerte escribiendo durante meses no es algo que puedas escorar así como así. Cuando tengo un día malo lo que me pasa es que no me apetece escribir. Cuando tengo una fase mala lo que me pasa es que me apetece escribir menos. Y estando tan normal y tan feliz como de costumbre no soy capaz de escribir nada que no sean historias horribles. A mí es que me han dibujado así.

A veces los escritores, ponemos un retazo de nuestras vidas en nuestros escritos. ¿Has tenido alguna vez una relación de amor y odio como la de Jerome con su Talbot Horizon?
No exactamente.
O sea, lo mío fue un Seat Ibiza del 92. Espero que ahora esté pudriéndose en el infierno, aquel maldito trasto. Rediós. Cómo lo echo de menos.

¿Eres de los que escribe haciéndose un guión o de los que van escribiendo conforme las musas lo van seduciendo?
Nunca sé cómo acabará una novela hasta que la termino. No la planifico, sólo dispongo las piezas que la componen y luego pongo música para que bailen. Acto seguido me dejo llevar por los giros y acontecimientos que me van sugiriendo los elementos dispuestos sobre el papel.
Son los personajes, el escenario y los sucesos iniciales los que tienen que tirar de la historia hacia un buen desenlace, y no el autor. El autor no pinta nada en una literatura visceral, instintiva y subconsciente como la mía. Para mí el fulano al teclado es un funcionario anodino, un mero catalista. Como no se aparte y deje escapar las palabras será que algo está haciendo mal, porque la historia tiene que vivir dentro de él, debe respirar por sí misma.

¿Cuál es tu género de literatura favorito?
El realismo sucio, supongo.

De un tiempo a esta parte que hago literatura de terror porque el demonio está dentro de mí, qué sé yo. Ya te digo, no controlo mis procesos creativos, pinto bien poco en ellos.

¿Tienes nuevos proyectos a la vista? ¿Nos puedes hablar de ellos?
Espero sacar otra novela para el año que viene… Tengo varias opciones al respecto y no sé cual acabará fraguando por aquello de que este mercado editorial está inmerso en una incómoda crisis.

Espero poder anunciar algo en firme para el mes de noviembre.

¿Cómo es que los perros venían con Ksyusha? ¿Por qué tienen esa relación? ¿Habrá segunda parte?
Los perros son algo así como un par de psicopompos… Simbolizan un instinto innato, una inocencia que hace las veces de guía, y que se va dejando de usar con el paso de los años. Se entiende que Iván la deja atrás al volverse loco de rabia y que en un par de momentos de la historia la retoma, ya volviendo a estar con Ksyusha… Que por su parte es un personaje que se mueve a base de impulsos irracionales, y un tanto animales.

Por el momento no pienso en escribir una segunda parte de Diástole, aunque algo habré tanteado y adelantado. Podría hacerse bastante bien, supongo. Ya veremos si al público le interesa algo así.

¿Dónde nació tu pasión por escribir?
En una biblioteca pública, siendo un tierno chaval. Los soldados se forman en las trincheras, no en las oficinas de reclutamiento.

¿Qué opinan tus amigos y familiares de que seas escritor?
Soy el zumbado de la familia. Supongo que para ellos de todas las marcianadas que hago la más molona es escribir.


La entrevista la podréis encontrar en la sección de la Biblioteca Imaginaria, "entrevistas en diferido".

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